Sí, nos gusta darle al play.
Movernos y que se muevan.
Con proyectos eficaces.
Reactivos.
Que movilizan.
Proyectos con marcha porque siguen una estrategia.
Se adaptan a su público.
Cambian comportamientos.
Ése es el objetivo de nuestros clientes.
Y por tanto, el nuestro.
Vísteme despacio que tengo prisa. A quién hay movilizar y con qué. Cuál es el objetivo de negocio. Con esas premisas analizamos el target y el mercado y exploramos oportunidades. Y lo hacemos con el mejor experto: el propio cliente. No hay marcha sin complicidad. Es como bailar solo...
Concretamos la estrategia. La hoja de ruta. Cómo, cuándo y dónde le daremos al play. Y lo argumentamos, porque de eso trata la responsbilidad creativa: la inspiración al servicio de los argumentos.Porque la improvisación no resulta atractiva. No funciona. Y además agota (a las dos partes).
Llegó el momento. Pero hay que saber vestirse para cada ocasión. Hay que saber adaptarse a cada canal y contexto. Hay que personalizar y también escuchar y dialogar. Los monólogos murieron. Y no hay que ser intrusivo. Eso no seduce nada. Porque a ver, a la fuente cuándo es mejor ir ¿cuándo tienes agua o cuándo tienes sed?
La comunicación eficaz es siempre de largo recorrido, implica constancia y capacidad de adaptación. Por eso medimos resultados, monitorizamos procesos y respuestas. Y así mejoramos nuestra estrategia, que se revisa, actualiza y mejora. Hay que alimentar la relación, evitar que nos dejen: “Es que ya no me entiendes”. “Tenemos prioridades diferentes.” “Yo he cambiado y tú no”.
Buena gente, mejores profesionales.